Breve introducción a la crítica textual
Como hemos dicho, no se conserva el original de cada uno de los escritos que componen el Nuevo Testamento; en cambio, existen miles de manuscritos muy antiguos con el texto de los evangelios y demás escritos neotestamentarios, entre los que es posible apreciar la existencia de pequeñas variantes en su texto. La crítica textual tiene por objeto el intentar reconstruir, utilizando criterios científicos, el texto más próximo al que nos dejaron los autores del Nuevo Testamento (o de cualquier otro texto antiguo), ello a partir de la información que nos proporcionan esos miles de manuscritos que se conservar. En suma, y en palabras de Antonio Piñero y Jesús Peláez, «la crítica textual es la ciencia que se ocupa precisamente de este acceso a los originales, de la reconstrucción de su tenor, a través de un análisis crítico de los testimonios que de él se han conservado».
Hasta la invención de la imprenta, los libros se tenían que copiar a mano. La tarea de reproducir un texto manualmente no está exenta de dificultades, y las posibilidades de que se cometan errores son importantes. La tarea del copista es la de copiar un previo texto manuscrito. Para ello el copista debe leer el texto que tiene delante (lo que puede ya originar dificultades, pues el texto que copia puede tener letras confusas, el manuscrito puede estar deteriorado y , además, el copista puede tener problemas de visión), luego ha de memorizarlo durante unos segundos para poder luego, a su vez, escribirlo de nuevo en la nueva copia. Es fácil que durante este proceso se produzcan equivocaciones, por lo que, tras una larga serie de procesos sucesivos de copia manual, lo habitual es que finalmente los manuscritos tengan diferencias textuales.
Para llevar a cabo la tarea de reconstrucción del texto original, se han de seguir unos pasos:
Es necesario reunir todos los manuscritos que se conservan (ver cuadro general de manuscritos:).
Ha de intentar conocerse la antigüedad de cada manuscrito.
Se han de comparar los manuscritos entre sí, estableciendo dónde se han producido errores o alteraciones en el texto e intentando buscar el cómo y porqué de esas alteraciones.
Se ha de organizar los manuscritos en familias, intentando reconstruir su evolución.
Se han de evaluar las lecturas con distintas variantes para, finalmente, decidir cuál de ellas se aproxima al texto original.
En la tarea de decidir cuál de las lecturas con distintas variantes es la que se corresponde con el texto primitivo se siguen una serie de principios metodológicos. Vamos a enumerarlos brevemente:
–Criterio de atestación múltiple. La lectura («lección», en la terminología de la crítica textual) apoyada en un mayor número de manuscritos («testigos», en términos de crítica textual) tiene más posibilidades de ser la primitiva.
–Criterio de antigüedad. La mayor antigüedad del manuscrito aumenta la posibilidad de que sea la original.
–Criterio de atestación diferenciada. Se trata de un criterio distinto del de atestación múltiple, ya que este criterio tiene en cuenta que la variante proceda de manuscritos independientes unos de otros (por ejemplo, atestiguado por manuscritos del tipo alejandrino y el occidental).
–Criterio de preferencia de la lección no armonizante. En general, son presumiblemente más originales los pasajes que difieren de los paralelos de los otros evangelios y que no han sido aromonizados.
–Criterio de preferencia de la lectura más difícil. Es preferible la lectura más difícil, pues si una lectura es difícil es más probable que el copista intente corregirla.
–Criterio de preferencia por la lectura más breve. Puesto que es más fácil que el copista haya introducido explicaciones complementarias.
–Criterio de preferencia por la lectura conforme con el contexto. Debe preferirse la lectura que concuerda con el contexto.
–Criterio de preferencia de la lectura que explica otras. Es preferible la lectura que da razón de las demás.
–Criterio de preferencia por la lectura más descuidada. Puesto que el copista habrá podido estar tentado por corregir la lectura más ruda por otra más elegante.